Tus pinceles de pintar personas.

Ayer por la noche, los pinceles dichosos (y los botes de potingues, y la carne artificial, y la sangre de mentiras, y las pestañas postizas...) nos vieron remover el sofá y las mesas para colocar un par de flexos de mesa y brincar electrónicamente alredededor del improvis

Ya ha llegado la primavera y entra mucho sol a mediodía por la ventana en la que nos apoyamos Euchrid, Al y yo en el post anterior. La luz te da en la espalda después de comer y hace que te brillen los ojos. Cuando el sol se va te siguen brillando, cuando te vas a trabajar me brillan a mi también. Cuando me voy yo a trabajar a veces me brillan y a veces no, pero un poco por alejarme de ti siempre si en ocasiones me brillan.
En casa huele bien. A de todo. Huele a nevera llena, huele a contento, huele a hierbas y ungüentos olorosos que huelen, huele a humo, huele a ti y a mi, y a veces huele a mierdecilla de gato recién depositada mientras comemos, pero nos reímos y maldecimos y acabamos, como siempre riendo.