03 septiembre 2009

El tiempo de la berenjena.

Es septiembre de nuevo, otra vez. Las tardes se hacen más densas, el aire pesa más y lleva más cosas suspendidas que en verano. Como podemos comprobar al mirar de lejos, fluye una bruma de lamento en el aire que difumina las aristas lejanas para que podamos advertir las próximas. Todo un detalle. Nos gusta septiembre.

El pelo se cae. Se pierde la melena en el tiempo de la berenjena, oímos. Si, de nuevo, los tres: Euchrid, Al y yo. Lo escuchamos claramente mientras los niños pequeños empiezan a pensar en ir al cole. Los niños grandes no sabemos adonde ir. Ellos, los peques, aprenderán en libros parte de los horrores, de los errores, de los pudores, de la historia de la humanidad. Nosotros, los niños con barba, seguiremos ensañándonos con nuestros corazones, taconeando almas y, como siempre, buscando la Belleza.

En el tiempo de las berenjenas, en mi ciudad, atardece así. Mientras Ramón le confiesa a Ofelia que se follaba a su hermana durante las vacaciones de verano en un reality de media tarde, mientras los empleados echan el cierre de las grandes tiendas con caramelos del mostrador en los bolsillos, mientras los perros defecan en los parques, mientras cambia el turno la policía y los amantes de sus mujeres se despiden hasta mañana, mientras tanto, nosotros tres tratamos de aligerar equipaje, alzar la vista, y empezar a caminar sin las varices antaño.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

jajaja menudo "pringao" jajaja anda y vete con tus pensamientos de amargado a otro sitio,que de llorones ya está el mundo lleno

Cutreeee! Jajaja

12:56 p. m.  
Blogger Euchrid said...

Que sensibilidad, por favor!

8:39 p. m.  
Blogger María said...

Es primavera. ¡Despierta! Y cuéntanos tus andanzas, bro.

4:49 a. m.  

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