03 septiembre 2009

El tiempo de la berenjena.

Es septiembre de nuevo, otra vez. Las tardes se hacen más densas, el aire pesa más y lleva más cosas suspendidas que en verano. Como podemos comprobar al mirar de lejos, fluye una bruma de lamento en el aire que difumina las aristas lejanas para que podamos advertir las próximas. Todo un detalle. Nos gusta septiembre.

El pelo se cae. Se pierde la melena en el tiempo de la berenjena, oímos. Si, de nuevo, los tres: Euchrid, Al y yo. Lo escuchamos claramente mientras los niños pequeños empiezan a pensar en ir al cole. Los niños grandes no sabemos adonde ir. Ellos, los peques, aprenderán en libros parte de los horrores, de los errores, de los pudores, de la historia de la humanidad. Nosotros, los niños con barba, seguiremos ensañándonos con nuestros corazones, taconeando almas y, como siempre, buscando la Belleza.

En el tiempo de las berenjenas, en mi ciudad, atardece así. Mientras Ramón le confiesa a Ofelia que se follaba a su hermana durante las vacaciones de verano en un reality de media tarde, mientras los empleados echan el cierre de las grandes tiendas con caramelos del mostrador en los bolsillos, mientras los perros defecan en los parques, mientras cambia el turno la policía y los amantes de sus mujeres se despiden hasta mañana, mientras tanto, nosotros tres tratamos de aligerar equipaje, alzar la vista, y empezar a caminar sin las varices antaño.

30 agosto 2009

Tumor

Ha pasado tiempo. Ahora, estamos encerrados huyendo del sol que pega la piel a la ropa y el corazón al asfalto. El cielo nunca ha mentido y menos ahora: esto es el fin.

Los tóxicos entran en los fetos desde pequeños, programándolos para el cáncer. Las madres abandonan a sus hijos en un coche cerrado al sol mientras hacen sus compras y luego encuentran rottie de niño. El mundo se ha ido a ver la tele. Ya nadie escucha y, de madrugada, los zombies llaman a los teleconcursos presentados por una vieja actriz porno de pechos desmesurados y mantecosos (los de vestuario no han sabido contener las lorzas que le caen por ambos lados, bajo las axilas). Se avecinan las pandemias, el fracaso del sistema económico y el colapso ambiental. El hijo predilecto de Dios se ha hecho yonkie y tiene sida y hepatitis por compartir aguja. Y lo peor no ha llegado aún. La tierra fértil està oculta bajo la costra de asfalto y cemento. Pronto dejarán de nacer niños o lo harán con tales malformaciones que bolsas herméticas con el distintivo "biohazard" se quemarán en pilas sumarias como una ofrenda al horror. Las vueltas de la espiral cada vez son más cortas y rápidas, y en medio de esta mierda, yo sólo pienso en recorrer medio mundo para abrazarte debajo de las sábanas y que acabe todo allí abajo.

16 diciembre 2008

He aquí la preciosidad que hemos adquirido el amigo Francesc Felipe y nosotros tres. Así pues, este fin de semana nos vamos a Guipúzcoa a hacerle los honores con unos buenos amigos. Vamos a hacer un buena película, con película, en blanco y negro, con frío, como antes. Va a hacer mucho frío. El mar estará roto. Seguro. Porque el mar se rompe contra las rocas y contra si mismo y contra el aire y se vaporiza y te duele en la cara porque el viento cabrea a las gotas. Y tocará aguantar que el mar nos responda con rugidos, como siempre. Yo, aunque fragmentado en tres como ya sabéis, no estoy roto esta vez. Estoy de una pieza, podrida por algún sitio, pero de una pieza.
Intentamos no mirar mucho atrás ni adelante, pero sin cesar de ver. Acariciarse la mente con fotones. A eso me dedico. A acariciarme. Lanzo las pestañas contra los cristales para capturar, revelar, ocultar o de una forma autocomplaciente, generar belleza.
La belleza ya no tiene la piel blanca, ni bolsas moradas bajo los ojos, ni tirita de ansiedad. El hombre deja de ser su peor enemigo y nosotros intentamos lo mismo. Y no vamos tan mal. La mente sana tendencialmente. La nuestra digo. Y el corazón ha sanado a la mente y, a veces, al cuerpo. Solo digo que hay que vivir y hacer. Vienen muchas cosas. A surfear entre las voces. A morir en tus ojos.
De regalo "So dry", un videoclip que rodamos por allá por Julio en el que Euchrid, el Alakran y yo nos encargamos de la Dirección de Fotografía, es decir, somos los culpables de que todo se vea oscuro y la gente fea, fea de cojones...

"So Dry" de LSD, dirigido por Martín Román (260MB) from Martín Román on Vimeo.

12 noviembre 2008

Volvemos en invierno los tres.

Es otoño, pronto invierno. Es una buena época para sentarse uno, o tres, a desgranarse frente al cacharro. A contar cosas y sentimientos. Y proyectos. Para ser el primer día nos daremos por satisfechos, como al dejar de fumar, que por poco que hagas te sientes bien y te dices a ti mismo que has hecho suficiente. Porque ahora las energías están en la fotografía. Euchrid os regala una nubosa mañana en el campo. Besos.

15 febrero 2008

Around a telephone y hospitales.

Así de serios nos encontrábamos Euchrid Al y yo hace unas semanas en el puto hospital. Nos han cosido, rajado,violado, postrado, sondado, perforado, hundido, arrancado, entubado, sedado y de paso nos han salvado la vida. No es nada cómodo lo del tubo en la nariz, aunque lo parezca. Hemos sentido el dolor de verdad, adentro, del que crees que te mueres, y el miedo de no saber lo que te ocurre y la desesperación de ver que, allí, la prioridad no pareces ser tu, y todo tarda mucho mucho tiempo, y a ti te duele mucho mucho dolor, y nadie parece saber la causa y gritas y agarras fuerte la sábana, tratando de no morderte los carrillos demasiado fuerte porque duele mucho mucho aquí en la tripita y manteniendo la serenidad, que no es poco. Y nos levantamos porque Al no deja de gritar que quiere más sedantes y no nos pueden dar más y por fin llega al médico y nosotros en el pasillo aferrados a la barandilla llorando y gritando y suplicando de dolor porque duele mucho la tripita, pero no en el lado de la apéndice que me quitasteis hace unos días sino al otro lado y en el estómago y por todo, y no puedo contener las lágrimas pero sí los gritos de dolor. Más drogas, más dolor, menos gritos, menos lloros, ya sólo gemidos, y de regalo un tubo por la nariz hasta el estómago porque mi cuerpo ha decidido detenerse ahora que ya nos han operado y que planeábamos marcharnos a casa. Parece que nos quedaremos una semanita más...
Ahora ya estamos aquí en la 34-4 y todo parece volver al sitio. Sin embargo, nada más salir de aquella habitación infecta con cuatro enfermos y los correspondientes familiares respirando y sudando, nada parecía ir bien. Han pasado las semanas y, al fin, notamos mejoría y un poco de equilibrio, no mucho. Ya no da miedo salir a la calle, ni ir en coche, ni levantarse del sofá, ni la hora en que sube la fiebre. Al menos no más que de costumbre. Desde hace unos días, incluso, y después de casi mes y medio de convalescencia, podemos animarnos y en la mesa de comer hacemos animaciones ya que no nos dejan ir a trabajar de momento. Ahí la dejamos. Recomendamos pantalla completa porque Euchrid insistía en hacerlo oscuro, oscuro...