Al, Euchrid y yo (quasi...) millonarios. Ale hop!

Uff! Se acabaron estos cuatro meses de angustia económica. Mañana vendrá Al y pasado celebraremos nuestro cumple Euchrid, Al, Daniel-San, y yo. Daniel-San es casi parte de Euchrid, Al y yo pero es otra persona. No es nosotros. Compartimos piso durante dos años y es una de las mejores personas sobre el planeta tierra. Fijaros si tiene grande el corazón. que aguantó dos años bajo el mismo techo que yo. Bueno, todo esto venía que por fin hemos cobrado y pagaremos los atrasos del alquiler, el internet, etc. Euchrid quiere unas zapatillas nuevas porque dicen que estas ya apestan. Tiene razón Euchrid. Iremos de compras.
En esto que pensando hemos llegado a la conclusión de que a partir de ahora, una vez asegurada la subsistencia, es momento de discernir de entre toda la vorágine que nos azotó, lo que realmente importa. Es justo y necesario para todos. Discernir: gran ejercicio. Pero a ello que vamos.
Empiezo a estar algo en forma. Entre el mal humor del otro día que me hacía apretar como un cabrón en el rocódromo, y lo contento que estaba hoy con lo del cobro, me he sacado algunos movimientos de escalada muy interesantes. Adoro bascular mi peso entre mis extremidades para encontrar ese punto de equilibrio en el que empleo la fuerza mínima para mantenerme colgado con la punta de los dedos en una rebaba de roca o resina, y me lanzo como un gato a por la siguiente presa. La tengo, me balanceo un par de veces y caigo a la colchoneta diciendo "hop!" y agitando los brazos como los artistas de circo. Al igual que al hacer un paso difícil. Si dices "hop!" no te caes y te sale. O al menos le ves el color y a la siguiente te sale. Es un truco decir "hop!". No vale abusar del "hop!" tampoco. Si no, ya no funciona. Stop.